Los Mandalas actúan equilibrando los chakras por medio de los colores y haciendo meditar el lado lógico de nuestro cerebro a través de las formas geométricas sagradas. El Mandala enviará impulsos a la mente interna llegando a los receptores del cerebro donde se procesará y se obtendrá una reacción.
El Mandala marca un espacio sagrado, una zona en la que encontrar. Es de alguna manera, un refugio espiritual y al propio tiempo, un objeto de meditación, representando no sólo una superficie consagrada "defendida" de las fuerzas negativas- sino, además, un cosmograma (proyección geométrica del mundo) que gira idealmente en torno a un punto central.